¿DEMOCRACIA O DIKTADURA?

Con buena intención, algunos ciudadanos invitan a manifestarse el jueves 13 de septiembre contra del gobierno, en distintos lugares del país. Esgrimen demandas que comparten muchos argentinos, como la seguridad, la lucha contra la corrupción o el fin de la demagogia. Otras son más dudosas - no aislarse de mundo ni fomentar políticas proteccionistas - pues aunque sean una reacción ante el pseudonacionalismo K, se trata de las clásicas zonceras del "medio pelo" argentino, sea éste liberal o socialista. Pero lo más grave es que los remedios que proponen contra la tiranía K son la democracia y la Constitución, cuando en rigor tales "señoras" son buena parte del problema. CFK y su desgobierno son el fruto natural de la democracia relativista y partidocrática y de la Constitución que tenemos. Constitución que naciera semi- laicista, liberal y extranjerizante en 1853 y se trocara en socialdemócrata y mundialista en 1994. Y democracia inorgánica que es la corrupción de la república, como se sabe desde Aristóteles. El constitucionalismo democrático moderno es la entronización del lema masónico libertad- igualdad- fraternidad. Entre nosotros ha sido y es, además, el estatuto legal del coloniaje, ayer de Gran Bretaña y hoy de los EE.UU (si gobiernan liberales) o de la ONU (si gobiernan "progresistas") La Patria no se defiende con la democracia o la Constitución, a menos que uno sea liberal o socialista. La Patria es, en su tradición fundacional, católica, hispano- criolla, mestiza, latina e indígena. Y por voluntad de "los pueblos" y sus "pactos preexistentes", republicana, presidencialista, corporativa y federal. Por eso, a la tiranía K no hay que oponerle la democracia masónica ni la Constitución nacida del Pacto de Olivos, bajo cuyo manto pudieron ampararse los Menem, De la Rúa, Duhalde o Kirchner. Lo que necesitamos es una nueva Revolución de los Restauradores que nos devuelva la Argentina católica y tradicional, justa, libre y soberana. ¡Por Dios, la Patria y el Hogar!

Fernando Romero Moreno